(Opinión
deliberadamente apresurada para no arruinar la magia de la primera impresión)
Todavía faltan definiciones, pero parece que
los personajes de Watchmen volvieron.
En realidad ya lo habían hecho en una serie
precuela (en 2012), que no llegué a leer, pero estimo resistida por muchos;
aunque por lo poco que vi, trató de mantenerse lo más leal posible al relato
original.
Sin embargo, todo parece indicar que los
Watchmen van a volver de la manera más temida: dentro del universo “regular”
DC, integrándose en una multitud de personajes que tal vez tenga poco y nada
que ver con el espíritu que hizo de la serie original una de las más grandes
obras literarias del siglo XX. Como alguna vez se integraron los Wildcats, o
The Authority, o Gen13 a la galería de personajes de una editorial aún vista
como conservadora por los lectores más jóvenes.
Pero si bien me entusiasmó Batman contra
Grifter, Apollo & Midnighter enfrentando nada más y nada menos que a
Doomsday y los intentos de “enganchar” a Superboy con Fairchild, acá se trata
de algo distinto que a los seguidores no puede dejar de incomodarnos.
No voy a ponerme a dar una explicación
exhaustiva de los que es Watchmen. Primero, porque ya está todo dicho; segundo,
porque en el apuro de cerrar este texto voy a omitir cuestiones importantes que
seguramente me van a señalar; y tercero, porque quien aguantó leer hasta estas
líneas, ya sabe todo sobre Watchmen.
Simplemente voy a decir que 1985 es recordado
como el año del renacimiento del cómic estadounidense de superhéroes, con todo
el contenido simbólico que este género tiene para ese pueblo orgullosamente
etnocéntrico. Y con todo el contenido simbólico que de rebote genera a quienes
intentamos (a veces sin éxito), entender a ese pueblo y ser entendidos por
ellos, aún quienes lo miran desde la antipatía absoluta. Lo que “Crisis en
Tierras Infinitas” significó en lo editorial, “Watchmen” lo significó en lo
conceptual, cuando asentó una serie de ideas sobre el concepto de “superhéroe”
(motivaciones, delirios, traumas, complejos, obsesiones, sadismo, fetiches,
egocentrismo) que si bien ya se venían esbozando desde principios de los ’80,
por fin tomaron una forma que moldearía la industria de ahí en más. Distintas
como el agua y el aceite, ambas obras concordaron en la revisión de esta nueva
mitología y lo que nos representa según nuestros bagajes culturales. Un género
que nos fascina y nos capta de por vida, sin poder explicarle a nadie el por
qué.
Y obviamente voy a mencionar al gran genio
(palabra que uso muy poco) de Alan Moore. Una mente creadora pocas veces
igualada, capaz de llenar la mente de los lectores con innumerables ideas, mensajes
y contramensajes en las pocas páginas que puede necesitar para dejar sentada
una trama. Junto a Grant Morrison y Neil Gaiman, sus dos compatriotas británicos
(pero, a mi entender sobre estos dos) fue el pionero incorporando al imaginario
artístico-industrial de una serie de contenidos y conceptos que tardaron muchos
años en dejar de parecernos novedosos.
Hubo otros grandes autores, sin duda. En una
época lo fue John Byrne, quien nunca fue mi preferido, aunque me perdí su etapa
consagratoria en Marvel. Frank Miller no puede ser ignorado, animándose a jugar
con los personajes más canónicos. Algunos estarán pensando en también en Mark
Waid. Garth Ennis, más recientemente, encontró con “The Boys” la manera de
cuestionar por enésima vez el significado que el superhéroe tiene para el
estadounidense, y seguir siendo novedoso. Pero el impulso se lo atribuyo a esta
“trinidad”.
Volviendo a la cuestión principal, con el nuevo
relanzamiento de DC, llamado Rebirth (el cual espero resuelva los desastres de
Flashpoint) los personajes y su mundo se estarían incorporando también al
universo regular. A ese universo con el cual no tienen nada que ver, y aún más,
con su sola existencia cuestionaron. Todavía más irónico, de confirmarse las
“fan theories” ahora resulta que ellos mismos lo crearon. Superman, Batman y
Wonder Woman existen porque ellos existieron. ¿Es para un escándalo? ¿O
justamente una alegoría de lo que en realidad pasó? Quizás quede en una
aparición simbólica, un homenaje emotivo. Pero la mayoría teme esta
incorporación definitiva donde entre el montón, perderán su particularidad y su
encanto literario, aunque los guiones nos tengan a los saltos de entusiasmo. Es
lo que creo que va a pasar.
Un antecedente que me viene a la memoria es The
Kingdom. Una suerte de secuela de la aclamadísima Kingdom Come (acá me aparto
de los cánones: considero que Kingdom Come fue grandiosa, pero ampliamente
superada por Identity Crisis), que parece haber quedado en el olvido.
Principalmente porque incorporaba el mundo creado por Mark Waid al universo
regular, algo que incomodó a los puristas de uno y otro. Pero la trama me
pareció magnífica en su momento, además de presentar a quien me pareció el
mejor enemigo “moderno” de Superman: Gog, un fanático religioso convencido de
que Superman es el Anticristo (¡y capaz de fundamentarlo en citas bíblicas!).
Un villano que luego habría que “edulcorar”, claro.
Es una lógica de la industria, ya lo sabemos. Y
lo tiene que saber Moore seguramente, aunque le moleste y se haya retirado. Así
como lo va a saber Ennis, quien se dió el lujo de dejar en ridículo estas
lógicas del mercado. Personaje exitoso vuelve. Aunque no haya manera de que
encaje. No va a ser lo mismo (ni va a vender lo mismo); probablemente sean
versiones “moderadas”, adaptadas para hacerlas del gusto del mercado masificado
(esos “nuevos lectores” anónimos que siempre se buscan como una fuente de la
juventud), pero resistirlo es retrasar lo inevitable. Todos sabíamos que tarde
o temprano iban a volver. Y la verdad es que no tengo ganas de ponerme a
organizar un boycott. Tal vez el toque del genio siga latente, y sus personajes
aún posean un verdadero poder: el de tener una personalidad propia que
amedrente a los guionistas neófitos y les impida quitarles su esencia.
¿Qué estará pensando ahora Garth Ennis? Vayan
mentalizándose: algún día Hughie, The Butcher y los demás se las van a ingeniar
para volver, y van a compartir cuadritos con los héroes mainstream, esa gran
farsa que con tanto esfuerzo intentaron desenmascarar. Va a ser un mamarracho seguramente,
pero que me va a tener sumamente entusiasmado.
Y a vos Moore, te pido un último esfuerzo y por
favor terminá “1963”.