domingo, 20 de enero de 2013

Ou peut-être hier, je ne sais pas



Nuevamente es fin de semana, y otra vez está lloviendo, como ocurrió casi toda la semana. La mayor parte del día está fresco, más todavía cuando oscurece. Pero cuando viene la lluvia, trae consigo un agradable olor a mar. Hoy se sintió el clima como esos fríos días de lluvia en la playa cuando uno está de vacaciones. Pero no se hasta qué punto esa percepción es “real” o está condicionada por un deseo nostálgico de volver a estar en unas vacaciones veraniegas idealizadas.

Porque cuando uno está lejos, muchos recuerdos son en realidad idealizaciones.

Transcurrió otra semana completa, con una serie de actividades lo suficientemente amenas (y variadas) para hacer que la misma pase rápido. Pero por lo general, los días se entremezclan, se confunden, y llega el punto en que es difícil diferenciar qué se hizo ayer, anteayer u hoy temprano. Es el punto negativo del acostumbrarse al entorno tan diferente. Cuando termina la etapa donde todo es novedoso y llamativo, donde un cartel en la calle o una pintada en una pared merece ser contada como anécdota, se cae en la uniformización de los días, el otro extremo que es necesario evitar.

Pasan los minutos, y la selección marroquí no puede romper el 0 a 0 contra Angola, que terminaría siendo el resultado final. “Sans inspiration”, lo tituló la prensa europea siempre lista para criticar a los equipos de otros países. No se si fue así, porque para el segundo tiempo me había ido a cenar con gente amiga, pero es cierto que hubo un entusiasmo declinante por parte de los locales. Cosas simples como verán, una buena cena, gente agradable, charla amena. De momento me quedo con la imagen del restaurante, una ambientación de tipo francesa, con fotos en blanco y negro de figuras del cine francés que no admití no conocer. Y veré si en algunos años me queda como recuerdo alguna imagen de ese restaurante, evocando un París que tal vez ya no exista de la manera en que es recordado aquí. Porque a veces hay que ir lejos para encontrarse hoy con el ayer.

Como para seguir con los recuerdos idealizados…

sábado, 12 de enero de 2013

El primer paseo



Subir a un taxi y escuchar a Faudel no es algo a lo que uno esté muy acostumbrado, pero no creo que me vaya a implicar un problema de adaptación.

La huelga de recolectores de residuos provoca que se acumulen pilas de basura en las esquinas. El hecho de que note esto y lo destaque, puede implicar que ya me estoy empezando a asimilar con mi nuevo lugar; o tal vez solo sea una expresión de deseo. Pronto los carteles en árabe van a dejar de resultarme llamativos y cuando empiece las clases voy a poder entenderlos. La verdad es que por cuestiones de trabajo inesperadas, aunque tampoco puedo negar la influencia del cansancio del viaje y la tensión de una experiencia nueva, no estuve saliendo tanto del hotel donde estoy alojado. Lo que conozco de la ciudad todavía es mínimo.

Buscar departamento siempre es tedioso. Es el punto de partida para ir armándome una serie de actividades “regulares”, que me familiaricen con el entorno. Pero ese y algún que otro tramiterío, me dieron la excusa en estos días para animarme a recorrer más, algo que cuesta bastante cuando uno está solo y no conoce a casi nadie.

En fin, faltan muchas cosas. Pero lo importante es que salí un poco, y pude tomar algunas fotos para inspirar esta especie de crónica.

Suficiente por hoy, me voy a seguir quemando la cabeza con The Boys, de Garth Ennis. 


 Lectura reconfortante, ¿vieron?

martes, 8 de enero de 2013

La bienvenida




Estoy acá.

Ya no importa el como ni el por qué.

El tema es que estoy acá, en Marruecos. Lo cual llama la atención porque soy argentino, es decir, estoy lejos de casa, en uno de esos lugares que se menciona bastante, pero del cual se conoce poco.

Ese sería un buen arranque…

Me refiero al tercer párrafo.
Pero no me cierra la parte que dice que Marruecos es un lugar del cual se conoce poco. No porque no sea cierta, sino porque me cuesta encontrar un país del cual en la Argentina se conozca mucho para hacer la contraposición. Justo ahora estoy leyendo un libro sobre mitos en el imaginario de la clase media argentina (leo mucho sobre la Argentina cuando estoy lejos), que hace una descripción bastante acertada de cómo se tiende a idealizar otros países, muchas veces en base a estereotipos, incluso priorizando el preconcepto sobre la experiencia empírica. Estereotipos positivos, pero estereotipos al fin. Yo agregaría que esas idealizaciones pocas veces son inocentes, se siembran con alguna finalidad “interna”: se crea una idealización de lo ajeno como argumento para atacar algo propio, buscando algún rédito político inmediato en concreto… En realidad el libro sí lo dice, pero yo habría pulido mucho más esa parte. Pero (para no caer en lo que estoy criticando) supongo que en todos lados debe haber fenómenos similares.

Bajé a cenar. En los pasillos de hotel se escucha la música árabe que se está tocando en la planta baja. Me retrotrae a una experiencia similar que tuve hace unos meses. Me resulta llamativo mas que nada porque todavía no conozco a nadie por acá. Tal vez después lo naturalice y me adapte bien, y resulte cierto eso que me dijeron que si yo estoy acá, es porque me vieron un cierto perfil. Esta es una primera impresión que tuve recién cuyo significado tal vez encuentre pasado cierto tiempo.

A lo que voy, me encuentro de viaje, por un período largo, en un país lejano y diferente en muchos aspectos. Esta es, simplemente, la presentación de este pequeño espacio donde puedo transmitir mis impresiones y sensaciones de este largo viaje, y de los demás que vengan, si todo sale bien. Todavía no tengo bien definido el estilo, así que iré viendo como va tomando forma mi escritura. Sí les debo, para la próxima, alguna reflexión más lograda (o en todo caso graciosa) que esta.